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Un piquete informativo es aquel grupo de trabajadores, sean o no

por el príncipe de las mareas

Un piquete informativo es aquel grupo de trabajadores, sean o no sindicalistas que tratan de exponer a otros trabajadores sus ideas del por que no se debe trabajar un día de huelga. Su misión no es otra que la de explicar, informar del derecho a no trabajar, de las repercusiones tanto laborales como económicas que le deparará su actitud. Esa es la teoría, eso es lo que se establece por la ley en el libre ejercicio de una jornada de huelga legal.
Los usos nunca han sido ni son fuente del derecho la costumbre sí, cuando falta la ley. No podemos querer legalizar unos usos, una costumbre que ya se está convirtiendo en un hecho frecuente pero tan ilegal como irresponsable, como son los piquetes coactivos. La coacción está penada en el Código penal, es un delito y por tanto proscrito del ordenamiento. El piquete informativo ha degenerado en una suerte de amenazas, vejaciones, insultos y hasta coacciones que tratan de imponer a la fuerza lo que alguien no quiere hacer voluntariamente. Paralelo al derecho a la huelga está el derecho a no hacerla en negativo, o el derecho al trabajo en positivo. Si dejamos que la ilegalidad se imponga en las calles, si permitimos que la imposición de unos cuantos se enfrente a los derechos de otros, estamos entrando en una dinámica peligrosa y quien sabe si irreversible. Nuestra historia está plagada de episodios donde la intransigencia, la intolerancia más absoluta ha colmado más de una expectativa, -tantas como males de enjundia suficiente como para no olvidarlas- nos han azotado durante siglos. Tenemos una historia reciente que acabó en una enfrentamiento fratricida en el 36, sin obviar hechos de dos años antes que tuvieron la misma gravedad de inicio, si bien su desenlace no fue tan dramático como éste del 36.
España no es una nación por que tengamos unas fronteras definidas, si no por que aquí convivimos todos los que tenemos unos rasgos culturales semejantes o afines. La ideología no solo debe ser política, la ideología no es más que el pensamiento, el desarrollo de unas ideas particulares y que no deben traspasar la frontera de la disensión. Si el enfrentamiento ideológico va más allá, si se pierde el respeto al contrario y se desliza por vertientes impositivas, estaremos ante una dictadura moral que en demasiadas ocasiones culmina con la agresión y en menor medida puede desembocar en un conflicto que escape del ámbito de los adversarios para entrar de lleno en la confrontación colectiva.

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