Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

la cofradía

por el príncipe de las mareas

Hace bastante frío, el viento se ha removido inquieto, parece como si presintiera la próxima salida de la Virgen. La gente se agolpa en las proximidades del arco, unos sobre otros, otros sobre el muro y todos sobre la fe ineludible que les convoca cada año en el mismo lugar. Miguel pretende contarle algo a Elena, pero la muchedumbre por muda que quiera permanecer no es ajena a los sonidos que se mezclan con el silbido, ésta vez del viento. La cruz hace acto de presencia y la gente se agita suspendida. Unos quieren ver, otros adivinar y los pequeños, que de toda edad y condición se ha concentrado esta noche, alzarse hacia los cielos impulsados por los brazos paternos que solo alcanzan los hombros. No es mala atalaya para los de tan menguada talla. Una tras otra van apareciendo las figuras enfundadas en sus túnicas, uno tras otro portando un cirio encendido en la mano derecha. Hace quince minutos que salió la cruz de guía y aún siguen brotando nazarenos, la procesión es interminable y todavía no ha dado comienzo como quien dice. Pronto aparecerá esa escena del prendimiento, donde el protagonista dará motivos a las lágrimas de la que sigue, de la señora enjoyada, ataviada con rico manto bordado en verde y oro. Miguel ha conseguido colocar algunas frases al oído de Elena, deben ser comentarios sobre el paso que asoma ya bajo el arco. La jovenzuela no está por la labor de aprender los vericuetos ni los secretos que pueda entrañar una cofradía sevillana, pero la huida es prácticamente imposible y no le queda otra alternativa que permanecer en esa bruma de olores que la envuelven. Los perfumes y los sudores se amalgaman formando un cuerpo casi sólido, irrespirable. Las palabras de Miguel llegan lejanas en su cercanía, apenas unas frases desprendidas de un contexto que no ha tenido demasiada intención de escuchar. Su hermano está próximo, la ha mirado un momento antes de elevar de nuevo la vista hacia la escena de romanos representada sobre unas andas decoradas con profusión. Unos aplausos enfervorizados, unos gritos de aliento, palabras de alabanza ensalzando la belleza hacen enmudecer a Miguel

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post