Un estado alarmante
-Buenas tardes, señor Sánchez ¿Qué le pongo?
- ¿Cómo anda de Presupuestos?
- Ay, lo siento, no me queda nada. Entre los vascos y la catalana de esta mañana me han dejado sin género.
-Vaya, pues póngame una prórroga de Estado de alarma.
- Ahora mismo. Mire que la tengo fresquísima, recién llegada del Congreso.
- Que sean 15 días bien despachados.
- Aquí tiene, 15 dias y cuatro horas. ¿Le guardo otros 15 para la semana que viene?
- No sé si la gente va a querer tanto,
-No se preocupe. Yo le dejo los 15 días, y lo que le sobre lo mete en un táper y lo congela. Como los sueldos de los funcionarios.
-No me hable de sueldos, que no sé cómo voy a terminar el mes.
- Anda, no se queje, que con lo que se va a ahorrar en pensiones. Por cierto. Esta mañana vino un catalán y me pidió 150 gramos de independencia. Le puse 155, que es lo que marcaba la balanza, y no vea usted la que me montó. Menos mal que lo sujetaron unas clientas, que ya lo veía saltando el mostrador.
-La gente está muy alterada con la cuarentena. Están que se salen por los balcones.
- Pues fíjese, que ayer me viene una señora a pedirme una Iniciativa popular. ¿Legislativa? Le pregunté. Me dice que sí. Bueno, va a pagar con tarjeta o en mano. Y me dice que, en firmas, que trae no sé cuantos miles. Le dije que no, y me dijo que se iba al Constitucional, así que le contesté: Como si se va al Mercadona señora, que esto es un país libre.
- ¿Y le creyó?
- A ver, yo no miento también como usted.
- Me halaga.
-No se crea. Pero bueno, por cierto. Qué, ha venido hace una media hora el coletas y se ha llevado un CNI y un resto de UME que me quedaba.
- ¿Y se lo ha servido?
-Me ha dicho que venía de su parte. No iba a dudar de su palabra.