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Así pudo iniciarse el contagio

por el príncipe de las mareas

Sale a la luz el origen de la pandemia. Según fuentes nefastamente informadas, todo comenzó en diciembre. Hacía frio en Wuhan (China), un grupo de científicos andaba trapicheando con unas muestras de heces de murciélago, muy apreciadas por la población a causa de sus propiedades (una finca rústica en Malasia, y varias cuevas en las afueras de la ciudad). Entre que tú la llevas y a mí no me mires que yo no he sido, el caso es que las heces acabaron en el suelo. Se miran entre ellos. «Como la limpiadora las vea, la lía», dice uno que llevaba guantes de látex. «Pues yo no pienso recogerlas, que se agache Lin, que para eso se le han caído a él». «Xi hombre, yo no las recojo». Total, que entre unos y otros el laboratorio por barrer. A la mañana siguiente, la señora de la limpieza las pisó sin darse cuenta y se las llevó en el zapato. En el autobús quedaron restos, que fueron propagados por otros usuarios. Llegó a culparse a un chino que llevaba un pangolín al veterinario y que había pagado el billete en yuanes, en vez de con tarjeta. En fin, que el del pangolín fue el que diseminó las heces por la ciudad. Se hablaba de que tenía un lio con una marine americana y que ésta le habría pedido que antes de volver a los Estados Unidos, visitara la cantina de la base. Chinos, americanos, murciélagos y pangolines propagaron el virus oculto entre las heces. Cuando la marine hizo escala en Italia para coger el avión con destino a Nueva York, dejaría un reguero de coronavirus por todo el aeropuerto. Lo normal era que el virus acabara saliendo del aeropuerto (no como Tom Hanks) y se extendiera por toda la ciudad y parte del extranjero.  Con motivo del partido de futbol entre el Atalanta y el valencia, el virus (aficionado al futbol como él solo) llegaría a la capital del Turia. De allí pasó a un madrileño de Móstoles que tenia una hermana en Valencia y que, huyendo de las Fallas, se habían presentado en su casa. La cuñada, que no la tragaba le dijo al marido, al hermano de la valenciana. «Me voy para Sotogrande, que allí tengo familia». Bueno, pues así, es como llegó el virus desde la lejana China a la cercana Cádiz.

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