El Jurado popular

Hace unos días hemos asistido a un nuevo juicio con Jurado popular. Resulta llamativo que se le hayan arrogado a este tipo de tribunales los asuntos con más carga mediática, o al menos los que conllevan penas más duras.

El Jurado popular se fraguó en la Constitución como una salida, una ventana progresista, pero carente de cualquier arraigo en nuestra cultura. Las naciones cuyas legislaciones se aferran a la codificación, no deberían experimentar con estos asuntos tan serios, deberían huir de inventos no acordes con lo establecido en las raíces de tal entramado jurídico. Considero que este tipo de tribunales puedan prosperar en naciones cuya legislación anglosajona, la conocida como el Common law, se basan en el precedente; pero nunca en la codificación.

Desde Savigny o Ihering se ha escrito mucho sobre Derecho, de hecho esta ciencia está en continua transformación, pero no por ello se debe dejar en manos profanas la impartición de justicia, y menos cuando ese profano cuando pronuncia su veredicto, éste viene contaminado de largo. Vemos en TV juicios paralelos, jurados de plexiglás, abogados licenciados por la universidad de la farándula, peritos forjados en las escuelas del chismorreo y jueces que imparten la justicia divina de la más estricta estulticia mediática.

La vida de una persona no solo se juega en el trance de quitársela, también en una condena de 25 años de prisión, en una desaprobación social a perpetuidad aunque hayas sido declarado no culpable. La vida es lo suficientemente valiosa para que se la jueguen a los dados 9 personas que pasaban por allí, y que no tenían otra cosa mejor que hacer que alojarse unos días en un hotel a cuenta del peculio público.