Pan de pandemia.

La policía local se encuentra a un hombre de unos ochenta años, que lleva una barra de pan en la mano. ¿Cuántas veces ha salido a comprar hoy? Le preguntan.
-Tres -responde el hombre.
- ¿Y cuantas más piensa salir a por el pan?
- ¿Otras tres? -Pregunta el hombre.
- ¿No le parecen muchas? A ver, ¿Tiene usted perro?
-Sí -contesta- pero solo lo he sacado cinco veces hoy. Ya solo le queda la última salida.
- ¿Donde vive usted?
- En el pueblo de al lado. -contesta.
- ¿No sabe que estamos en cuarentena?
- ¡Quia! Ya la pasé en el 57, en el regimiento.
- Le digo que no se puede salir a la calle si no es por causa justificada.
- Me aburro. ¿Le parece poca justificación?
- Sí, es poca. Si me dijera que ha salido a echarle de comer a las palomas, o que ha ido a la agencia de viajes, lo entendería.
- Pues ahora que lo dice. Tengo que echar la quiniela.
- No se aceptan apuestas caballero.
-¿Que no? ¿Que se apuesta que no tengo perro?
-¿Y pan?
- Pan sí, dos barras que he comprado esta mañana.
- ¿Y esa que lleva en la mano?
-Esta es para mi suegra, que está impedida.
- ¿Su suegra vive?
- Claro. No ve que está soltera.
- ¿Por eso dice que está impedida?
- Así es. Nadie se la pidió a su padre, que en gloria esté.
- Pues nada, caballero, que tenga usted un buen día.
- Pues hasta dentro de un rato, que tengo que salir a por pan.
-¿Otra vez?
- Si usted supiera el pan que gastamos en casa, no me haría esa pregunta.
- ¿Cuantos son en casa?
- Ahora ninguno, que estamos todos en la calle.