Admé y la valla

Había una vez un hombre llamado Admé que no tenía nada, solo desesperación, hambre y miseria. Ese hombre decidió cruzar la frontera de Melilla y pasar a territorio español. Se instaló y fue a pedir trabajo a la empresa donde trabajaba Juan, Juan cobraba mensualmente 900 euros, pero Admé se ofreció a realizar ese trabajo por 500; el jefe de Juan lo despidió y contrató a Admé. Admé se sintió mal, y fue a urgencias, allí le diagnosticaron una enfermedad altamente contagiosa. A los pocos días, el antiguo jefe de Juan, el casero de Admé y el conductor del autobús que este cogía diariamente enfermaron de la misma enfermedad. Los vecinos de Admé alarmados clamaban contra él, hasta Manuel que era miembro de una ONG que auxiliaba a los inmigrantes en Melilla culpaba a Admé de que su cuñado, el conductor del bus, había enfermado. Luis, GC destinado en Melilla, había sido cesado por que un día golpeó a un compatriota de Admé al tratar de saltar la valla. La TV y las ONGs habían difundido imágenes terribles del maltrato a los inmigrantes.